¿A favor o en contra de alimentos transgénicos?
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¿A favor o en contra de alimentos transgénicos?

Cuando se habla de los alimentos transgénicos, u OGM (organismo genéticamente modificado), normalmente existen dos muy diferenciadas posturas al respecto, los que ven en los OGM soluciones ante problemas que puedan surgir en el cultivo de los alimentos, y los que ven en ellos una amenaza para nosotros.

Los transgénicos son organismos en los que se ha modificado el ADN para que tenga una característica deseada. Entre las características que se suelen añadir son resistencia ante alguna amenaza determinada (se puede ver como “vacunas” frente a agentes externos), conseguir especies híbridas entre otras dos para obtener características de ambas, o potenciar alguna característica deseada del alimento (color, sabor…).

De una manera u otra, esta modificación se lleva haciendo durante muchos años, desde que se empiezan a seleccionar semillas determinadas debido a la carga genética que tengan. Lo que se consigue con los OGM es acelerar el proceso, de manera que las ventajas se obtienen a corto plazo frente a lo que se tardaría con un proceso de selección asistida por marcadores, por ejemplo.

Los argumentos utilizados por los detractores son principalmente que los OGM son un peligro para la salud y que las patentes de los mismos hacen que sean alimentos peligrosos, y suelen proponer un modelo de agricultura ecológica como alternativa.

Ante el primer argumento, se ha decir que se llevan investigando los OGM durante 20 años, y todos los estudios de las grandes organizaciones han concluido que el consumo de OGM no representa una amenaza para nuestra salud.

Ante el segundo, debemos entender que la manera de financiar las investigaciones que desarrollan estos organismos es vendiéndolos posteriormente, y para asegurarse que sea rentable, se patentan las semillas de los mismos. En cualquier caso, se pueden siempre obtener muestras para su análisis sin pagar estas patentes.

La defensa de una agricultura más ecológica puede ser sensata a pequeña escala, pero su menor productividad no permite que sea un modelo sostenible a grande escala.

Quizá sea el nombre “transgénico” y lo espeluznante que suena, o quizá lo peligroso que puede parecer alterar el ADN contribuyen a la opinión negativa que suele haber acerca de ellos, pero la realidad es que los OGM ayudan a abastecer de alimentos a determinadas poblaciones que sin ellos sería complicado e imposible en algunos casos, y de momento no hay razones suficientes para dejar de apostar por ellos.