En una sociedad concienciada y sensibilizada con el uso eficiente de los recursos de los que dispone, como son el agua y la energía, se plantean retos de futuro para la gestión de los mismos, en la aplicación de la agricultura. Sector primario, que cobra especial interés, si tenemos en cuenta la explosión demográfica que se pronostica para el 2050, donde habrá más de 9.000 millones de personas, a las que habrá que alimentar. Por lo que, hablando del agua, recurso escaso, hay que centrar todos los esfuerzos en maximizar su uso. Por eso, a nadie extraña que se hayan y se esté invirtiendo cantidades astronómicas para la modernización del regadío, con el fin de optimizar la productividad.
De ahí que al cambiar el escenario se tengan que cambiar también los retos. Pasando éstos a ser:
- 1. Concienciar y sensibilizar al agricultor de que el agua es un recurso escaso, y como tal ha de ser tratado.
- 2. El único camino para evolucionar hacia la optimización de los recursos para por el uso y aplicación de la tecnología en la agricultura.
- 3. Minimizar el consumo energético beneficia al medioambiente, y hace que seamos más competitivos, por la reducción de costes que implica.
- 4. Hay que centrar todos los esfuerzos en producir más con lo mismo, es decir, en ser más eficientes, lo que nos hará nuevamente más competitivos en los mercados internacionales.
- 5. La modernización del campo requiere formación y cualificación de todos los agentes que intervienen en dicho proceso de modernización, para poder utilizar las nuevas herramientas de una forma totalmente óptima.
- 6. Se ha de asumir y concienciar del cambio que supone la modernización, que va mucho más allá de cambiar la acequias por tuberías.
Porque sólo cumpliendo con estos retos podremos garantizar la subsistencia de la agricultura, sector que tiene mucho que decir en un futuro mucho más cercano de lo que creemos.